Historia
Se celebraban el domingo anterior al miércoles de ceniza (“domingo gordo”) y el martes siguiente o día de “San Antruido”. La noche del Domingo Gordo pedían los mozos por las casas, acompañados de los “zamarrones”, y con el producto (chorizo, huevos, tocino, etc.) celebraban una cena. El martes, día de San Antruido, se celebraban carnavales con zamarrones y comparsas, pero no pedían los mozos. Los niños, esa noche, solían recorrer las calles del pueblo haciendo sonar cencerros y campanos.
En la celebración de los carnavales ocupaban un primer puesto los “zamarrones”. Se trataba de mozos disfrazados con arreglo a unas normas tradicionales. Hubo años en que los carnavales contaron hasta con veinte zamarrones. Recorrían los tres barrios dando saltos y cimbreando sus cuerpos para hacer sonar los campanos de sus cinturas. Acosaban a los transeúntes y les exigían limosna: “una perruca, una perruca”, disimulando su voz tratando de no descubrir su identidad.